He adquirido un coche y lo utilizo. Es decir, he tomado la decisión de
adquirirlo, pagar el préstamo y el seguro. Al moverlo, tengo que poner
gasolina para que siga andando, pero cuando llego a mi barrio no tengo la
facilidad que debería para aparcarlo y me sorprendo porque lo debiera haber
previsto el Ayuntamiento. En el mismo momento en que me compre el coche, el
ayuntamiento debe poner un aparcamiento más en los lugares habituales en donde suelo
estacionar, delante de mi casa, en la estacion de cercanías, en la peluqueria, en el bar de Paco, en casa de mis suegra, etc., o al menos con esa premisa nos compramos un coche los automovilistas.
Piense usted que es un automóvil que compro como un claro símbolo de mi estatus y para mejor
democratización de la movilidad, para mejorar mis posibilidades de trabajo,
ocio, formación, etc., que he previsto poder llevar hasta mi dormitorio; vea si he pensado en el coche, hasta para que no se quede solo por las noches.
Con estas estas previsiones, me preocupa el grado de saturación a
que está llegando el pueblo, sobre todo por las tardes. Es tal el agobio que no me deja
circular a la velocidad máxima permitida, en ocasiones parece que la
circulación va a colapsar de un momento a otro. No quiero que se lleve una mala imagen de mi, no piense que no he sufrido y pensado en superar esta situación. Como buen automovilista, he intentado disfrutar de la
congestión, ya que el coche es cómodo, pongo musica de spa y viajo generalmente con una persona
atractiva; pero no hay manera, la situación me pone de los nervios. En esos momentos lo veo claro -es
evidente que el alcalde no hace suficientes carreteras y calles para circular con mi
coche-. Piense en el esfuerzo que supone para usted, casi nada. Por otro
lado, piense en lo justificado que está el tema por la fiscalidad que soporta el automóvil, además de que el coche lo he
comprado con el Plan Renove para acabar con la contaminación. Vea usted mi
concienciación con el medio ambiente. Lo más cachondo es que ahora resulta que me dice algún gracioso que los
atascos son el precio del progreso. ¡De eso nada! La culpa es suya, porque aunque han abierto estos últimos años nuevas carreteras en nuestro entorno, parece
como si en poco tiempo ha crecido el tráfico hasta llegar a provocar el mismo
nivel de congestión que justificó su construcción. La culpa es suya porque ha dejado instalar casas y servicios
junto a las nuevas carreteras y así se llena de coches, no funciona la cosa.
Por otra parte, el tren de cercanías para ir a trabajar, es un
éxito indudable. Pero siguen los problemas para acceder al entorno de la
estación en horas punta y como para aparcar allí hay problemas porque los coches no caben, la gente satura los aparcamientos de las calles del entorno de la estación. ¡Es que no existe concienciación!
A menudo diseñan carreteras y
aparcamientos con la esperanza de que los utilicemos, pero ¿No se dan cuenta de
lo lejos que están sus soluciones de nuestras necesidades? Sus soluciones están lejos de todas partes, no
son rápidas y el problema se enquista. A cualquier automovilista le duele
ir doscientos metros andando para aparcar el coche lejos del portal donde va, además de no conseguir
solucionar nada.
La razón de esta sinrazón es que no preguntan a las personas que
sufrimos estos problemas de movilidad, que somos personas informadas. Pregúntenme a mí por ejemplo, que soy
consciente de mis problemas, que conozco por donde voy habitualmente con mi
coche, soy una persona que sufre en silencio los agobios de tráfico.
Por ahora no me han acertado nada de nada, sus soluciones se
adaptan muy mal a mis necesidades y esto pasa porque no tenemos el diálogo que deberíamos tener
entre automovilistas y ayuntamiento. Es necesario que reconciliemos nuestros
intereses por el bien general, que es común a todos los automovilistas.
Usted tiene que responder rápidamente a nuestras solicitudes. Exijo nuevas carreteras, más aparcamientos para coches. No se lo tome a mal, pero ya que nos fríen a impuestos... ¡qué menos que nos den soluciones! o por lo menos déjennos aparcar en las rotondas y en los pasos de cebra.
Es un sinvivir, Sr. Alcalde, búsqueme un aparcamiento para mi
coche, por favor se lo pido.