Vivir en una ciudad más habitable, segura y menos contaminadas. Es lo mínimo que deberíamos disponer en Sagunto.
Durante mucho tiempo algunas organizaciones nos propusimos que Sagunto fuera una de las ciudades que no exceda de los 30 km/h para reducir la siniestralidad vial, para rebajar la contaminación y para estimular los usos de modos de transporte no motorizados, más sostenibles, también para ser más democráticos en la movilidad. Hubo de ser el gobierno estatal el que impusiera esta medida.
Las avenidas son los grandes ejes de ruido y emisión de gases de efecto invernadero provocado por los automóviles que tenemos en la ciudad. El humo de los motores diésel causa cáncer de pulmón y posiblemente de vejiga. Así lo concluyó ayer la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), el grupo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) encargado de revisar qué partículas ocasionan esa enfermedad. La salud no es una razón más, es la gran razón que tenemos para parar la contaminación, el ruido, la ocupación de espacio público, etc.
A mí me parece que en nuestro pueblo se dan demasiadas facilidades para ir en coche a todas partes, de hecho, la ciudad está señalizada para los coches, no para los peatones. La razón es sencilla, porque la cultura del coche ha calado profundamente. Así, cuando hablamos de calidad de vida, la gente responde casa y coche.
Para cambiar habría que hacer un esfuerzo por disminuir el volumen de tráfico y de emisión de gases. Habría que cambiar la ciudad, creando una red de itinerarios peatonales y de carriles bici, no siendo necesario peatonalizarlo todo ni llenarlo de carriles bici, bastaría con calmar el tráfico, ensanchar las aceras y adecuar el mobiliario urbano y las calzadas.
Debe haber un plan, una red planificada para calmar el tráfico. En este plan debe contemplar peatonalizar la ciudad, fomentar el uso de la bicicleta y el transporte público, racionalizar el tráfico, ensanchar las aceras, rediseñar los barrios.
