Los ciudadanos
deberían exigir a sus responsables institucionales el aumento de las Zonas 30
en los núcleos urbanos. Además de reducir el número de muertes por atropello,
consiguen otras ventajas ambientales, sociales y económicas:
- Reducen la contaminación. El 83% de la población europea vive expuesta a niveles de partículas atmosféricas nocivas superiores a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El tráfico rodado es el principal causante, con un 40% de las emisiones, sobre todo por los diésel de pasajeros. Al bajar la velocidad, los coches disminuyen su polución. El tráfico rodado causa, además, el 80% de la contaminación acústica de las urbes. El Consejo Medioambiental Alemán (SRU) estima una reducción del ruido de 3 decibelios con el límite de 30 km/h.
- Aumentan la calidad de vida. La seguridad vial y la accesibilidad del barrio mejoran, al igual que los desplazamientos de los vecinos, en especial de las personas mayores; favorecen los desplazamientos en transporte público; estimulan el uso de la bicicleta por la calzada; promocionan los desplazamientos a pie de los escolares y los sistemas de "pedibús"; dan mayor protagonismo a los peatones y bicicletas; y potencian el encuentro social entre las personas.
- Benefician a la economía local y estatal. Reducen el uso de vehículos y el consumo de combustible y, con ello, además del gasto de los consumidores, la dependencia energética del país. El atractivo patrimonial de la calle o barrio aumenta y refuerzan los ejes comerciales.
Las principales denominaciones asumidas en diferentes
municipios: "Calles de vida" (Woornerf, Holanda), Zona 30 (Donostia-San
Sebastián, Terrassa, etc.), "ZUAP" Zona Urbana de Atmósfera Protegida
(Zaragoza), "Templado del tráfico" (Madrid), "Supermanzana,
Superilles" (Barcelona), "Tráfico calmado" (Vitoria-Gasteiz),
etc.
Nosotros podemos tener nuestra denominación tambien,
pero antes debemos conseguir una zona 30.
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