Cada
año aumenta el número de coches en el mundo. Se calcula que en 2025 habrá mil
millones de vehículos en circulación, lo que implicará también un aumento en el
consumo de la gasolina. Si realmente queremos ciudades sostenibles no hay otro
camino que reducir de una manera drástica el uso del vehículo, particular principalmente.
Hay
mucho que cambiar pero entiendo que una de las más importantes es la mentalidad (en general)
de defensores del automóvil y la obligación del Ayuntamiento en conseguir una
nueva plaza de aparcamiento para cada nuevo coche nuevo que aparezca. Un ejemplo, en Sagunto, descontando las plazas existentes en los
vados y las plazas que actualmente existen en la calle, harían falta 2.000
plazas de aparcamiento (siguiendo los cálculos del Ayuntamiento de 1,5 vehículos por habitante) para poder satisfacer la demanda de aparcamiento de los
residentes en Ciutat Vella, que son aproximadamente 1.600 personas. Esto lleva a
la indisciplina en el aparcamiento, a estacionar los vehículos en zonas
prohibidas, a impedir el paso de otros vehículos por la calle no solo privados
sino también de vehículos de emergencias. Para esto la solución que se propone
es esponjar Ciutat Vella para construir aparcamientos en superficie.
Esta
situación niega la libre movilidad a niños, personas mayores y personas con
discapacidad. El transporte público y la infraestructura peatonal y ciclista
son dejados en segundo plano. Con esto se está potenciando el aislamiento y alienación. Y no me cuadra que cuando se debería estar pensando en disponer de algún centro histórico libre
de coches, realmente se está promoviendo hacer más aparcamientos para coches.
Parece
que la ocupación del espacio público por los coches en detrimento de los
peatones es la solución, y no lo es. La solución es más accesibilidad para los
peatones, más movilidad en transporte público colectivo, más recuperación de
espacios públicos, más impulsar la bicicleta como alternativa que complemente
el transporte público. Sin duda es una tarea
urgente para este pueblo reestructurar el sistema del transporte público para hacerlo más
accesible, de tal forma que genere las condiciones para que los automovilistas decidan
dejar el coche en el aparcamiento.
El
gobierno local debería propiciar más una ciudad donde el espacio público se convierta
en espacio de encuentro, donde las aceras se amplíen y las calzadas disminuyan.
Donde la movilidad que fomenten sea principalmente el uso de modos de transportes
no motorizados sobre los espacios públicos.
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