Hace ya más de
trece años que la Unión Europea acuñó el término “nueva cultura de la
movilidad” para denominar a aquellas políticas de movilidad urbana. Entonces,
como ahora, se incide en resaltar aquellos aspectos culturales y de mentalidad
asociados a las propuestas para alcanzar una movilidad sostenible.
Entonces se
trataba de cambiar la mentalidad de la ciudadanía estableciendo hábitos en los
desplazamientos para resolver los problemas de movilidad urbana. Un cambio de
cultura que tenía que penetrar en sectores políticos que realizan un papel
relevante en el diagnóstico y en las propuestas de las reformas necesarias.
Sostenibilidad
incluye vincular la participación de la ciudadanía a los procesos de tomar
opinión, de enraizar y difundir los problemas y las soluciones. Por esto es
imprescindible que en los procesos de movilidad sostenible participe la
sociedad. Participación que debe ir más allá de la “participación fofa” que se
ofrece a la ciudadanía, basada en dar información pública de los proyectos, los
planes y las decisiones que han tomado y de guardar en el cajón del olvido las
propuestas que se les hacen.
Un reto más: será
obligatorio que los municipios de más de 50.000 y los territorios insulares
establezcan zonas de bajas emisiones no más tarde de 2023. Es preocupante el
silencio que mantiene el Ayuntamiento con relación a cómo tiene pensado
minimizar la demanda de transporte, el medio ambiente y la salud humana.
Preocupa la deficiente sinergia de cooperación con las asociaciones locales,
dado que los últimos cambios habidos en el servicio público colectivo de
transporte urbano se han presentado a la prensa, está funcionando y son
lentejas.
Necesitamos una
ciudad accesible para todos, ciudad para los peatones, los ciclistas y el
transporte público. Ciudad como red de barrios urbanos. Tenemos proyectos
olvidados como el corredor verde
Sagunto-Puerto para favorecer la vertebración entre ambos núcleos mediante
el desarrollo de un nexo verde, aumentando la superficie de zona verde
municipal, ofreciendo un espacio semiurbano donde desarrollar actividades de
ocio y recreo, ofrecer una alternativa de transporte segura entre ambos núcleos
mediante la dotación de un carril-bici entre ellos. Tenemos una “casi conexión”
desde la playa, por el vial internúcleos junto con la continuidad por el borde
del río que llega hasta la antigua panificadora. La segunda posibilidad sigue el trazado del
curso del río construyendo un bosque de ribera como corredor biológico. Tenemos
pendiente la recuperación efectiva de todos los jardines de la gerencia para
uso público como espacio de convivencia.
Insistir e instar
en la necesidad de diseñar áreas urbanas favorables al desarrollo de sistemas
de transporte sostenibles, reducir drásticamente la contaminación urbana,
garantizar la movilidad segura, asequible y accesible, tomando decisiones sobre
alternativas al coche
El instrumento
necesario e imprescindible para promover una cultura democrática y plural es la
incorporación de sus habitantes al proceso de planificación desde su fase más
temprana; esta herramienta requiere estar dispuesto a introducir modificaciones
en las estrategias previstas en función de dicha participación, condición
difícil de ver en los gobiernos de este municipio.
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