··Transmisión de conocimientos,
valores y actitudes que tienen como objetivo educar a los ciudadanos -en
especial, a los niños y jóvenes- para capacitarlos con relación a su movilidad
y hábitos de desplazamiento.··
En el ámbito urbano y en el
conjunto del territorio, el tráfico de vehículos a motor tiene una presencia
constante. La movilidad actual no puede entenderse sin este flujo permanente de
desplazamientos en distintos medios de transporte, especialmente de motor. Ello
exige a las personas, sea cual sea su medio o sistema de transporte cotidiano, saberse
mover con facilidad y sin riesgos en su entorno habitual.
La educación por la movilidad es,
en este sentido, un instrumento clave para mejorar esta capacidad de los
individuos, ya que su seguridad y la de sus conciudadanos -según el rol que se
juegue en cada momento- depende de sus actitudes y hábitos. No se trata sólo de
aprender un conjunto de normas y señales de tráfico, sino de cambiar de
mentalidad para incorporar los valores de la movilidad sostenible; es decir, el
civismo, la tolerancia y el respeto por todos los medios de transporte y
sistemas de desplazamiento que conviven en la ciudad.
Estos hábitos sostenibles y
seguros, como en el caso de cualquier otro tipo de hábitos y actitudes, han de
ser transmitidos –en el caso de los niños y jóvenes- por los
padres con su propia forma de actuar, y consolidados en el centro educativo. El
entorno escolar es, en este sentido, un lugar idóneo para transmitir estos
valores, promoviendo caminos escolares pacificando el tráfico y sancionando la indisciplina
viaria.
En los polígonos industriales y
centros de actividad económica, los gestores de la movilidad han de incorporar
también la educación por la movilidad en sus actuaciones, si bien a través de
campañas informativas y divulgativas que pongan en valor las ventajas de un comportamiento
cívico que respete por igual todos los medios de transporte y sistemas de desplazamiento
de los trabajadores y las trabajadoras a la hora de acceder a su puesto